Poema: La arquitectura sublime en nuestro último respiro
La arquitectura sublime en nuestro último respiro
Siempre viste arte en estructuras; vivencias en iglesias donde yo sólo veía religión.
Me veías con poesía; y de tu sonrisa la rima.
Logré guardarnos en nuestros movimientos de aquel día,
Aunque el tiempo se me fue en trozos
Destrozos amorfos que
no pude atrapar,
Tú siempre supiste tomar
el contorno de las cosas sin importar su geometría.
Lo mío fueron los versos
que se estrujaban en libretas banas,
Pero tu sed de palabras era escasa.
Querías escuchar más allá
de lo que mis dedos escribían.
Siempre supiste hablar
sin decir nada
empecé a creer en tu religión
Por las iglesias sin ver a un Dios.
Me sumergí en la simbología de tus aguas negras,
Mientras que tú me calificabas con números primos.
Es curioso que, a pesar de ser bueno en lógica,
Nunca comprendiste mis parábolas, mi métrica.
No daría por sentado aquello que nunca dijiste,
Pero la física solo te argumenta que la caída libre no para
A pesar de la intención, de la materia menos densa.
Y yo fui oxígeno y tú, el mineral denso, la caída, el
golpe.
Te miré fascinada a pesar de tus cúpulas de mármol,
Mientras el agua me llegaba al último de los alveolos.
Tus planos de coordenadas solo trazaron nuestro fracaso,
Lamento informarte que en la realidad la Y y la X no
contemplan negativos.
Me cuesta admitirlo, me enamoré de tus iglesias,
Y me enamoré de tus tecnicismos aritméticos.
Acepté la trascendencia de tu cultura a pesar de ser
distintos,
Pero mira dónde terminamos.
Nunca te enteraste que el capitán siempre se hunde junto al barco.
Comentarios
Publicar un comentario