Reflexión: Momentum
Por Yago Salmón De Lucio
Foto tomada por Luis Repilloza instagram: @luisrepilloza
Momentum
Es natural, todos caemos
alguna vez como tropiezo de un peldaño resbaladizo hacia la emoción de
sentirnos entusiasmados por una persona que ha demostrado ser eso que creemos
buscar. Idealizamos una imagen exquisita que incluso da pie a pensar haber
escuchado todo aquello que deseábamos escuchar y solo quizá, realmente lo
escuchamos, porque puede que no exista nada más sublime que escuchar todo
aquello que deseamos escuchar. Se eriza la piel, se dilatan las pupilas y se
siente una aceleración en el corazón característica de un impulso imperecedero
a los sentidos de un romántico. ¿Qué puedo decir? En ocasiones me pongo rígido
al hablar de mis sentimientos y es que, más que egoísmo, no me gusta mencionar
el nombre de aquella persona la cual propulso esta cascada de sentimientos
físicos y mentales en mí. Deseo proteger a toda costa la identidad de “ella”.
No suelo enamorarme con
facilidad últimamente y puede que sea debido al desacuerdo con mi entorno, la
falta de personas que me interesen o solo la desilusión ya incrustada en mi
subconsciente de saber que siempre que me han amado, también me han hecho daño
y es así. Uno al desprenderse de los barrotes mentales accede a una parte de sí
mismo que es desconocida para todos. Es ahí donde somos todos más débiles, el
rincón de nuestro ser que no oculta nada más que miedo. El rencor y la
experiencia de pasar momentos traumáticos nos ha sometido en este eterno
“Momentum” que en realidad parece más estar inmóvil. Mi cuestionamiento me ha
llevado a plantear incluso como duda el hecho de ser individual de nacimiento o
es que en realidad todos tenemos una sola manera de ser hasta que la vida sucede
y nos influencia. Al llevar a cabo durante ya varios años conversaciones que
pretenden ingresar a la trinchera de otras personas, he sido capaz de
percatarme de una situación recurrente y es que la percepción de “falta de
afecto” hundió nuestro barco durante el resto de nuestras vidas. Son pocos los
ejemplos de personas que desean con sinceridad compartirse desde lo más íntimo
y lo más triste es además que al estar vulnerables hacia todos: ¿Qué nos
garantiza que no nos caerá una bala en el pecho? En otras palabras, ¿Quién no
nos juzgará destructivamente? Muy fielmente creo que todos los seres humanos
vivos tienen un lado escondido. Una verdad que atormenta cada día de nuestra
existencia, una conversación que sabríamos que llevaría a críticas o el
destierro de nuestro círculo social y no me refiero precisamente a un deseo
sino incluso a un hecho ya pasado. Una cicatriz de guerra que nos ha dejado la
personalidad, ya tergiversada.
Y la pregunta final
es: ¿De qué sirve? ¿Realmente la verdad nos hace más felices o es acaso que
estamos predeterminados para siempre querer escuchar todo lo que deseamos
escuchar? Porque hay una amplia diferencia entre ser más libres y ser más
felices. La emulsión de una mezcla entre lo “genuino” y lo “artificial” de
nuestra personalidad, una alquimia que quizá provenga de nuestro “yo” más
joven. Somos un “momentum” que al paso de las palabras ha decidido dividirse en
distintas frecuencias con la promesa de hacernos llegar “En una sola pieza” al
final de nuestros días, una falacia lógica, una mentira disfrazada de eso que
decidimos escuchar.
Yago Salmón De Lucio es un escritor peruano de veinte años amante del arte. En la actualidad estudia la carrera de letras en la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Es el creador y editor del blog. Instagram: @yagosalmon y @elportadordelapolilla




Una buena reflexión Yago, Muy sincero y abierto, bss 😘
ResponderEliminarMuchas gracias tia, siempre apoyandome!
ResponderEliminar¡Da que pensar!
ResponderEliminarExitos
me encanto, felicitaciones
ResponderEliminarMuchas gracias!
EliminarMuy profundo Yaguito.
ResponderEliminarSiempre intentando hacer lo mejor! 🖤
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