Cuento: El dolor

Por Yago Salmón De Lucio


Foto tomada por Yago Salmón De Lucio. El Tigre, Argentina.

El dolor

Muchos encuentran que es una superstición el hecho de sacrificarse por algo que nos trae dolor. Las alcantarillas llevan dolor con su red de conexiones subterráneas. Encontramos en sus aguas desde pruebas de embarazo y abortos espontáneos hasta jeringas a medio uso con heroína o preservativos de látex. ¿ Y los que son alérgicos al látex, Alguna vez te lo preguntaste? Eso sería solo un pequeño ejemplo debido a que el agua de alcantarillado no solo está compuesta por fluidos biológicos como la sangre y las lágrimas tanto de animales como humanos sino de compuestos químicos que están encargados de evadir la sobrepoblación e infección por pulgas, ratas. Los insecticidas y vómitos inducidos por la exposición a organofosforados como “Lambda Cyalotrina” o “Paratión Metílico” también podrían aparecer tras cierto intervalo de tiempo, después de todo, el control de plagas en nuestros vegetales es algo importante, ¿verdad? Así que el agua no solo lleva dos hidrógenos y un oxígeno, el cloro podría ser un gran remedio para el control de la higiene aunque incluso, vertiendo la porquería con cloro en el océano, no es una solución higiénica. ¿Quién no se ha tragado una bocanada de agua salada de chico?

Así que el dolor no solo nos hunde los parpados tras una noche de llantos o de “malos viajes” con Dietilamida de ácido lisérgico, podría además encontrarse entre las rejillas del pavimento, subterráneas, colindantes con el mundo oscuro o en el cielo, donde nuestra atmosfera se poluciona. Las nubes negras cargadas de lluvia acida por hidrocarburos en combustión alrededor de la tierra pueden llevar dolor, quizá. ¿podrían?

Julián dice que Pascal es idiota por el hecho de que uno es científico especializado en la aceleración de partículas y el otro es acólito de un sacerdote católico donde entrega la eucaristía. Pascal está convencido que el vino cabernet ubicado en el cáliz con incrustaciones de pan de oro que sostiene su sagrado sacerdote, contiene la sangre derramada de su señor Jesucristo. Claramente Pascal no es un chiflado cómo dice el prejuicioso Julián, sabe que de la sangre al vino hay una metáfora existencial que podría llevar incluso a Copérnico a replantearse el hecho que la tierra es redonda. “No todos nacen con la capacidad” se regocija Julián en su ego con olor a mierda, a veces creo olerlo incluso a través del papel. Aún ninguno de los dos se pone de acuerdo sobre el significado del dolor. uno dice que el dolor es un claro llamado de la moral, en contraparte, el otro le escupe mientras vocifera que es una conexión de Nociceptores donde el mediador principal lleva el nombre polémico de “Glutamato”, un neurotransmisor que jura ser invaluable; y lo es. Ninguno de los dos nunca se planteó la posibilidad de que existan dos respuestas a una misma pregunta, después de todo, son humanos, ¿Qué se supone que esperemos de nosotros mismos?

Cuando llegan a su casa siempre susurran en su espejo empapado de vapor de agua mientras con la ducha corriendo, intentan calmar la angustia satisfaciendo su impulso sexual. Julián suele masturbarse viendo por el telescopio los astros como los cometas u otros cuerpos celestes mientras que el santo acólito, tiene una sobrina que vive con él desde que la madre de la niña falleció. Nunca le preguntó cómo se sentía pero siempre estuvo atento a cuando se desvestía. Diecisiete años recién cumplidos pero aparenta unos veintitrés; para Pascal, edad suficiente como para comenzar a llevar una vida sexual activa. Puede que sí. Puede que no. Eso no debería depender de Pascal y no dependía de él hasta que después de la misa del domingo de resurrección, decidió meterse a su cama y abusar de ella. Ninguno de los dos dijo nada a nadie por miedo al: “¿Qué dirán?”

Ella aún jala la perilla del váter después de sangrar en el sexo pero nunca se preguntó si su dolor permanecería con ella el resto de su vida o junto con la sangre, se irían por el inodoro. El agua parece tan clara que de vez en cuando, cuando acerca su rostro para vomitar, logra ver entre los residuos el rostro de una mujer embarazada pero por la duda, decidió que el “Misoprostol” sin dudas era la mejor opción. Aún no le había puesto un nombre al niño o como les gusta llamarlo, feto. Lo importante es que mientras que no nos encariñemos todo está bien…eso solía decir la piba de la pública, su mejor amiga.

 El cometa Halley puede que pase el lunes o durante el equinoccio, eso solo lo sabe Julián pero a nadie le importa. En realidad puede que sí, no estoy seguro. ¿te importa? Después de hacer su reporte diario sobre la vida en la ciudad y los gases invernaderos, prende la moto y arranca al bar donde sin compañía, acaba con la birra helada que rellenan como si fuese gratis, no lo es. Al manejar de vuelta, pasa por la gasolinera y pide una gasolina con alto octanaje, con frecuencia de noventa y ocho por si las dudas, prefiere que su motor funcione de maravilla.

Después del abortivo, vinieron los ansiolíticos que la mantenían sedada durante el coito. Nunca recibió un golpe de parte de Pascal así que siempre miraba al techo y decidía ignorarlo. Al poco tiempo, el católico pero sobre católico, humano, la encontró tirada en la bañera donde con un blíster en la mano derecha, maría se había suicidado.

Un ciclo se llevaba a cabo en el país de la discordia aunque a nadie parecía importarle. Unos continúan diciendo que el dolor se ignora como maría ignoraba a Pascal cuando se encontraba encima de ella. Otros aún son hipocondriacos y como Julián, se atragantan con pastillas para el dolor. “La medicina y los fármacos son la solución, es una ciencia, no falla” , se repetía hipócrita a sí mismo el científico pragmático, anti errores. La piba del instituto continua alardeando y cuenta a sus amigas la historia sobre María aunque nunca se replanteo nada y a Roberta, su nueva mejor amiga, le recomendó las pastillas anticonceptivas debido a que es alérgica al látex.

“El dolor existirá siempre” leí en el grafiti de la avenida corrientes. Al final de cuentas, mi propia mano lo había escrito y mis ojos decidieron leerlo como si hubiese salido de una cabeza ajena. El dolor existirá siempre y no estaba en el dolor el problema sino en nuestra manera de afrontarlo. Nunca más fui a misa, deje de leer sobre ciencia. Esa no era la solución, equivocarme era mi manera de recordar que aún soy humano y que el dolor se encuentra en la esquina de mi casa. Errar es de sabios, errar en lo mismo dos veces no lo es. por eso, todos caemos en un mismo ciclo donde la verdadera decisión no es:

     - Si estamos dispuesto a ser heridos

     - Sino en cuentas veces nos herirá el mismo problema.


Yago Salmón De Lucio es un escritor peruano de veinte años amante del arte. En la actualidad estudia la carrera de letras en la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Es el creador y editor del blog. instagram: @yagosalmon y @elportadordelapolilla

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